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sandia
Antes y después

¿Hay tormenta después de la llovizna?

Coloco el texto integro captado por Enkidu Magazine en la ceremonia de premiación del cartel ganador del FICCO 2008, obra de Jorge Garnica y Santiago Robles. A mi parecer un uso valiente de la palabra y de la defensa de los derechos de autor.

“El cartel, un bello y joven dinosaurio de la cultura gráfica, que no se ha resignado a ser mandado a los museos de historia, continúa siendo un medio de opinión del que se vale el diseñador gráfico para expresar sus ideas, para integrar lo estético con una manera directa y efectiva de comunicar.
Los diseñadores gráficos, en especial los cartelistas, los cuales provienen de una línea de trabajo similar a como en su momento lo hicieron personajes históricos como Henryk Tomaszewski, Cassandre o Eduardo Muñoz Bachs existen (y sí existen) actualmente en mi ciudad bajo los resagos de una batalla que ya ha sido perdida desde hace mucho tiempo. En ningún momento llevamos la delantera en esta especie de justa pero ahora más que nunca estamos relegados prácticamente al anonimato. No hay espacios en la calle, no hay espacios públicos destinados para los carteles de diseñadores, o como comúnmente se les denomina: carteles de autor. En un inicio los parabuses surgieron como una luz de esperanza y el diseño de sus carteles se mostraba muy apetecible por el colorido, las dimensiones y sobretodo por su ubicación: la calle. Madre biológica del cartel. Sin embargo en poco tiempo la realidad se mostró de otra manera: Inmediatamente fueron tomados en su totalidad por la publicidad logrando un monopolio que no se puede transgredir. Lo mismo sucede con los espectaculares, con las marquesinas e inclusive en el metro de la ciudad de México. Los carteles de lucha libre por ejemplo o de bailes y sonideros se distribuyen masivamente pero pareciera también que siempre están pegados so pena de existir: debajo de un puente obscuro, pegados en postes donde no se pueden leer cómodamente o amontonados entre costras y costras de carteles en las paredes de alguna casa abandonada.
Bueno, y cuál es el problema? No hay diseñadores en la publicidad también? Para qué necesitamos otro tipo de visión respecto al diseño las personas? Qué no el que paga manda? Éstas y muchas otras preguntas se podrá estar realizando en estos momentos el respetable osease ustedes. Hace poco leí una entrevista que le hicieron a Carlos Reygadas a propósito del premio entregado en Cannes a su Luz silenciosa. Él hablaba acerca del estilo personal que le imprime a sus películas al momento de dirigirlas y concebirlas. “No estoy interesado en repetir la fórmula de Hollywood” cito de memoria. Las películas aparecen una tras otra pero siempre parecieran ser las mismas: Actor famoso de drogadicto, Mismo actor famoso ahora de policía, ahora de Emiliano Zapata, etc. Y no queremos en ningún momento compararnos con el cineasta si detectamos que los carteles que se realizan para el cine sufren del mismo fenómeno al cual no le deben nada pero que los determina en su totalidad. En la época llamada de Oro del cine mexicano se hacían mejores imágenes generalmente para el cine que lo podemos ver hoy en la calle. Aunque eran repetitivas por las limitantes de reproducción que tenían, eso orillaba a sus productores a hacerlas más creativas. La gente se identificaba más con ellas. No se trataba de poner simplemente la fotografía de un actor con un texto diferente arriba cada vez y un despliegue de elementos producto de los efectos especiales alrededor. Recurso en su momento interesante pero que hoy poco nos hace sentir o pensar.
Las ventas, la publicidad, el marketing no deberían de estar peleados con las imágenes inteligentes. No hay porqué. Tanto los diseñadores como las personas que encargan un diseño persiguen un fin en común. Son aliados con un objetivo concreto. La publicidad aquí, en México, es obvia y aburrida salvo muy pocas excepciones. Los propios creativos de las compañías lo saben, lo dicen y aguardan en su interior un pequeño pedazo de esperanza por algún día poder llevar a cabo campañas como las que se hacen fuera. Porqué queremos repetir esta fórmula en todo ámbito de la imagen nosotros?. Sexo, muchachonas desnudas, estereotipos estadounidenses de belleza. Nada a la inteligencia. Todo a lo obvio, a lo digerido, a lo elemental. Cuál de estas imágenes recordamos?
En nuestro país hay grandes diseñadores de carteles que realizan sus imágenes y que nunca las ve el público mas que el de afuera en los festivales, pues cuando estas imágenes llegan a los medios de publicidad locales ya fueron remplazadas. Quisiera mencionar algunos carteles de estas películas: ¿Cómo ves? Y Canoa diseñados por Rafael López Castro. El cielo dividido, Párpados Azules y Los ladrones viejos diseñados por Alejandro Magallanes. El jardín del Edén y Dos crímenes de Manuel Monroy y La tarea y Mujeres insumisas de Germán Montalvo. Estas imágenes tuvieron la capacidad de permanecer en el recuerdo colectivo de las personas que las vieron, porque les comunicó algo. Respetaron su dignidad, su inteligencia y provocaron para que el espectador pusiera algo de sus emociones, de sus vivencias y de esa manera se convirtieran en imágenes significativas. Que es, al final de cuentas, lo que las personas que invirtieron dinero en la película quieren que suceda. Si alguien lee María Rojo en un cartel ya se sabe de quién se está hablando. El público que está interesado en el cine de María Rojo lo sabe. Y quien no lo sepa no va a decidir entonces la compra de su boleto en la taquilla dependiendo de si está la fotografía de la actriz o no.
Cuando me llegó la convocatoria de concurso para realizar el cartel del Cuarto FICCO me emocionó mucho la idea. Realizar un cartel con una idea y una técnica personal que tuviera la oportunidad de ser la imagen para el festival de cine más importante de mi ciudad era como un sueño no sólo para mi, sino me atrevo a decir que para cualquier diseñador gráfico. Gané en aquel entonces, junto con dos amigos una mención honorífica. Cerca la bala. La imagen que ganó el primer lugar en aquel entonces era una ilustración con razgos muy personales del autor, valor que me entusiasmó más a volver a participar.
Cuando anunciaron que nuestro cartel de la sandía había ganado para este quinto festival, nuestra felicidad se encausó en muchísimos sentidos (no mames no mames repetía yo en la premiación) pero sobre todo giró en torno de tener la posibilidad de presentar un cartel funcional, que pensamos, contiene una gráfica fresca, moderna y propositiva y que interactuaría equitativamente en los medios junto a todas estas imágenes que apreciamos anónimas, sin identidad, hechas por un programa de computadora las cuales abundan en la actualidad. Queremos agradecer al FICCO por este valor que fue reconocido. Esperamos que sigan apostando por este tipo de imágenes pues al parecer funciona para todos. Quisiéramos, sin embargo, que terminen también por comprometerse con las propuestas nuevas en su conjunto. Aquí está el detalle de nuestro cartel. Es un hecho feliz.
Sin embargo, estamos decepcionados también en parte por la tipografía que se utilizó para la versión final del cartel. En gran medida sentimos que perdió identidad, perdió este contacto humano de la letra trazada a mano que podría haber funcionado para transmitir el contenido. Este recurso caligráfico tiene más de cincuenta años demostrando su efectividad, nosotros no descubrimos nada, basta con asomarse al cartel polaco o al cubano que son los mejores del mundo. Estamos en contra de las aplicaciones que se le hicieron de vectorización a la imagen también pues esto lo puede realizar cualquier persona de cualquier parte del mundo que sepa usar illustrator o similar. Sentimos quizás temor de haber utilizado esta letra por el hecho de salirse de la tipografía convencional, es decir, la que trae la Mac. Pues legibilidad consideramos que tenía el cartel. La tipografía Arial o semejante es algo que no hubiéramos aplicado nosotros para el diseño, es la primera que te piden no utilizar los maestros de diseño en la universidad.
Que este hecho nos sirva de experiencia a nosotros los realizadores, a todos los que participamos en el concurso y esperamos modestamente que sea tomado en cuenta esto por parte de los organizadores para futuros festivales. Finalmente sería lo mejor para todas las partes involucradas en el proceso y lo mejor aún, sería en beneficio de las actividades que se generan en torno al cine en nuestro país. Identidad a nuestro cine, a nuestros festivales, al quehacer cultural. Queremos agradecer a Paula Astorga, al jurado, a toda la gente de FICCCO, Cinemex y a ustedes por su atención. Muchísimas gracias.”
México 14 de febrero, 2008.

Puede que haya sentimientos encontrados sobre si el cartel ganador es bueno o malo, mas alla de esa discusión estéril me parece rescatable señalar cuando hay abusos y porque no, también decir que hay que tener cuidado con las reglamentaciones de los concursos y los laberintos legales de los mismos.

Mr. Mano de Papel

Comentarios

  1. Andres

    Estimado Santiago:
    Coincido totalmente con la parte final del documento en el sentido de respetar el trabajo de autor. Evidentemente cuando se colocan (se organizan), todos los elementos que integran un cartel, el o los que diseñan, tienen una intención, un sentido y un estudio profundo, ese trabajo y tiempo deben de ser respetados, sin duda alguna. En esta caso los organizadores no se tomaron la molestia de pedir a los creadores cambios a la propuesta gráfica o avisar para tomarles parecer. Mal por los organizadores.

    Pero, viendo la solución final, me parece que optaron por una solución funcional, aunque no bien integrada al espacio y formas que hacen el cartel en cuestión. Creo también en este reclamo cabrían la autocrítica (por parte de los autores), sobre si esa solución tipográfica es la más adecuada para una gran cantidad de aplicaciones. Y es que desde mi punto de vista la solución tipográfica me parece pobre…cercana al lugar común, lo digo honestamente.
    Le falta vigor y contundencia.

    Saludos

    Andrés
    Andrés

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